Tras dos generaciones en las que el titanio fue protagonista en los modelos “Pro”, Apple sorprendió al anunciar que el nuevo iPhone 17 Pro vuelve al aluminio como material principal. Lejos de ser una medida de ahorro o una degradación en calidad, el cambio responde a razones técnicas y funcionales clave.

El problema del calor y el rendimiento sostenido

El nuevo chip A19 Pro, diseñado para tareas intensivas como grabación en 4K ProRes o sesiones de gaming prolongadas, exige una gestión térmica superior. Aunque el titanio ofrece una estética premium y gran resistencia, es un aislante térmico: retiene el calor, lo que puede afectar el rendimiento sostenido del dispositivo. En cambio, el aluminio —más ligero y con mejor conductividad térmica— permite disipar el calor de forma más eficiente. Esto se traduce en mayor estabilidad de rendimiento, especialmente en tareas que demandan potencia constante.

Además del aspecto térmico, el uso de aluminio facilita la fabricación de un cuerpo unificado. Esto mejora la rigidez estructural, reduce el peso y simplifica procesos como el mecanizado CNC, lo que también puede impactar positivamente en la sostenibilidad y la rentabilidad de producción.

El cambio a aluminio en el iPhone 17 Pro es una jugada estratégica que prioriza el rendimiento, la eficiencia térmica y la optimización del diseño. Apple demuestra que la innovación no siempre está en lo más caro, sino en lo más funcional.